¡Uno de Mayo! Otra vez, sí, otra vez…es lo que tiene el tiempo, que transcurre rápida e inexorablemente … Y nada, que llega el día de la madre (¿otra vez?)…y con el día, el regalo.. ¡ohhh, maldito dilema! Lo de Hamlet era pan comido.
¿Qué puedes regalarle a una madre si ella te regaló la vida?
¿Qué puedes regalarle a una madre si ella te regaló la vida? Asúmelo, nunca lo podrás superar!…y aun así…¿por qué nos cuesta tanto decidir qué regalar?
Quizás sea porque las madres son seres perfectos…¿qué van a necesitar? Si tienen de todo…por eso te regalan continuamente calcetines o túppers con comida… A ellas les sobran.
Y, he aquí donde radica la disyuntiva del buen hijo/a…: ¿qué fue de los tiempos en que una postal con purpurina (en abundancia), un collar de macarrones o un cenicero de barro, digno del mejor “art nouveau” en decadencia, se convertía en el tesoro más preciado de nuestras progenitoras? ¡Qué tiempos aquellos!… Tiempos en que ellas también te solucionaban tu vida con un “sana, sana, culito de rana”.
Pero el tiempo pasa, “como pasan las cosas que no tienen mucho sentido…”, como diría Sabina…
Y, asumámoslo, hemos crecido, muchos de los que hicimos “macarro-joyería fina” ya somos padres y tenemos nuestra propia colección…pero nunca es tarde para un detalle de los de lagrimón en el ojo. He descubierto que con un poco de imaginación se abre un mundo de posibilidades:
Seguro que tu madre guarda alguno de tus primeros “picassos”. Pues puedes cogerlo y hacer un colgante “súper cool” imprimiéndolo en 3D.
O hacer una “litofanía”con alguna de tus primeras fotos…, o, incluso, con ecografías.
Una caricatura de los dos juntos y enmarcarla para poner en el salón y sacarle una sonrisa cada día…
O hacer un collage con múltiples fotos tuyas… Y, si ya te vienes muy arriba, regalarle una vitrina con la «zapatilla voladora» dentro…(sólo para intrépidos)
Lo importante es no olvidar nunca al niño que tenemos dentro y, sobre todo, ¡recordárselo a ellas!
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