Ayer, 8 de marzo, se conmemoró el Día Internacional de la Mujer. Con motivo de la efeméride quise escribir un post que no pude publicar a tiempo. Me sentí mal, así que pensé ¿por qué no hacerlo hoy? A fin de cuentas, hasta que llegue el día en que la igualdad de género sea un hecho aceptado y consumado en todos los ámbitos y no se necesite de un día para reivindicarlo, todos los días son buenos para tener presente esta importantísima causa.
Ayer quería hablar de Jenny Beavan, la diseñadora que ganó un Óscar al mejor vestuario por su trabajo en la película Mad Max: Fury Road, en la última edición de los premios celebrada el pasado 28 de febrero. Las reacciones de los asistentes ante la indumentaria (compuesta por una cazadora motera, unas botas, un pañuelo de rayas y sin apenas maquillaje) que Beavan lució en la gala generaron polémica en las redes sociales y medios de comunicación conviertiéndose en trending topic.
Éste fue el vídeo, que se hizo viral, donde se puede ver y cada quien juzgar por sí mismo el significado de las caras de los asistentes al paso de Beavan hacia el escenario para recoger la estatuilla.
Muchos espectadores anónimos interpretaron que esas caras, acompañadas de falta de aplauso, desaprobaban el look de la diseñadora.
Quise rescatar esta anécdota de la actualidad reciente en relación con el Día Internacional de la Mujer porque la protagonista es una mujer y porque está relacionada con la moda, tema que ocupa buena parte de las informaciones de este blog.
Es innegable que la gala de los Oscar es la ocasión en la que el foco informativo mundial, además de en la cinematografía, se concentra en los looks que las celeb lucen esa noche sobre la alfombra roja. En ella se escudriña hasta el mínimo detalle del aspecto de las estrellas de cine: vestimenta, maquillaje y peinado, actitud o posado, que pueden acabar dictando una tendencia. Pero ese aspecto se ciñe a rígidos cánones preestablecidos de lo que es la belleza y el glamour, que pocas personas se atreven a saltar.
Jeanny Beaver lo ha hecho y este es el gesto que me parece más importante, al margen de la polémica sobre si las caras de los asistentes expresaban horror o simpatía por la actitud y vestuario de la galardonada (algo que al final también resulta difícil de juzgar, más allá de la evidencia de que la mayor parte de los rostros denotaban sorpresa).
Lejos de sentirse cuestionada o atacada, Jeanny Beaver explicó en esta entrevista concedida a The Hollywood Reporter que «todo lo que oí ( en los Oscar) fueron buenos comentarios cuando caminaba. Mi hija y mi cuñado dijeron que la respuesta fue absolutamente asombrosa en la Sala y que había un calor enorme».
Eso sí, Jeanny Beaver indicó que su indumentaria la escogió conscientemente y afirmó en dicha entrevista: «Lo que llevé a la ceremonia era en realidad una especie de homenaje a Mad Max, algo como un look de motero. Pensé: si no les puedo ganar o si no puedo unirme a ellos por qué no puedo intentar hacer algo un poco divertido».
La vestuarista quiso con su apariencia poner en valor el trabajo realizado, tanto de ella misma como de todos los compañeros, porque a muchas mujeres les cuesta que su trabajo resulte más visible que su apariencia.
«Lo único que me gustaría es que mi outfit tenga un efecto positivo en cómo las mujeres se sientan consigo mismas. Que no tienes que vestir como una supermodelo para triunfar. Lo que realmente importa es tener sentimientos positivos sobre uno mismo porque entonces puedes hacer de todo», así concluyó la ganadora.
Fotos de Jenny Beavan de Warner Bros. Studio Tour Hollywood, bajo licencia cc by 3.0
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